Me has hecho recordar las piscinas de mi vida, que son muchas, pero todas disfrutadas. Gracias. La piscina con el agua más fría de la historia: Cercedilla, urbanización “Las Dehesas”, si buceabas te dolía la cabeza como si te fuera a explotar. Jugábamos a ver quien aguantaba mas… el frío!!! 🤣
A mi lo que más me gusta de las piscinas es el tiempo que te dan para no hacer nada: ir a la piscina es tiempo que te das para tumbarte, para leer, para nadar, para quedarte adormilada, para charlar. Yo sigo metiéndome pero no me baño, claro, como cuando tenia 10 años y salía con los labios morados.
Leyéndote me han entrado ganas de ver El nadador, la peli. Casi casi, os imagino a tod@s! Yo vivo a una calle en paralelo al mar, y aunque rodeada de piscinas, lo mío es la arena y el olor a marisma... Feliz verano!
Qué evocador esto de las piscinas, tienen algo mágico. Muchos recuerdos vitales están asociados a ellas. Yo nunca tuve piscina pero recuerdo las que me marcaron: las heladoras de Cercedilla, las municipales de La Elipa y Santa Eugenia y la del chalet de los padres de uno de mis mejores amigos a la que fuimos casi 20 años.
Y en Agosto nos vamos a París a ver la exposición de Hockney y estoy impaciente por ver sus cuadros de piscinas. Un abrazo.
Hace unos 15 años volvimos a las piscinas de Cercedilla para una celebración familiar y los niños se bañaron (bendita inconsciencia) pero los adultos nos lo pensamos dos veces. Seguían heladoras. Pero como tú bien dices, ahora, con el cambio climático, igual ha cambiado bastante. Aún así, estos últimos años preferimos la de Guadarrama. Un abrazo.
Genial, por favor, puedes poner el link de tu artículo, junto a algunas palabras, en la zona de comentarios de esta edición, hoy o mañana, para que salga el martes o miércoles?
Si no te va bien, ya lo hago yo, pero extrañaremos tus palabras.
Yo, piscinas pocas. Veraneo franquista, como tu pero en la playa del 1 de junio al 1 de octubre. Diferentes playas según la etapa de mi vida: Santiago de la Ribera y una militar (enchufaos) en mi infancia y, ya adolescente y en adelante, Cabo de Palos y La Manga; similares recuerdos y una gran frase de mi padre cuando el mar estaba en calma total y el agua fría: el agua está de “baño de ejecutivo”, lo recuerdo metido hasta el cuello y hablando sin parar con mi padrino… Luego, las horas eternas en la playa, en la hora feliz del bar que había pegado cuando aún no había chiringuitos, poniéndonos de cerveza hasta las trancas y volvíamos a cenar con unos pedos descomunales. Horas de pipas y petas en el patio de mi compadre; más tarde, fiestas de la espuma, llegar a casa de día y pillar la toalla y el bañador para dormir en la playa quemándonos al sol… y ya, enseguida, la rutina del trabajo y las mismas fiestas pero solo los fines de semana, que eran muyyyyy locos a finales de los 80 y primeros noventa. Y no sigo, que los 30 años siguientes también dan para mucho. Ahora, ni playa ni piscina, hace demasiado calor 🥵 pero fiestas, las que me echen. ¡Buen veraneo franquista a todos!
Madre mia, Victoria...me he agotado solo de pensar en aquellas noches de fiesta continua y mira que yo era poco de eso. A mi el verano me deja reventada, me vuelvo bastante ameba y solo quiero vegetar, por eso me conviene la piscina y la languidez que provoca, sobre todo, por las tardes.
En Los Molinos las tardes en la piscina se sabe cuando empiezan pero no cuando terminan
Esas tardes de piscina son las que quiero yo ahora jajaja. Empecé a odiar el calor y solo quiero sombra, fresco, arbolillos y tranquilidad la mayor parte del tiempo. Fiestas las que me echen, pero como ya no me echan casi, pues eso 😆 modo ameba me vale.
Me has hecho recordar mi propio veraneo franquista. Hasta que murió mi abuelo en el 90 y mi abuela cambió el apartamento de la Sierra por la playa de Levante, pasaba parte del verano con ellos en San Rafael. Aquello seguía siendo un veraneo franquista como de peli de Lopez Vázquez todavía en esas fechas.
La piscina de la urbanización era gigantesca y el agua estaba más fría que en el Artico incluso al final de verano. Había unos trampolines olímpicos de libre acceso que todavía no sé cómo no había tres tetrapléjicos nuevos cada verano.
Señoras con vestidos y gorros con flores haciendo ganchillo y los señores, de rodríguez en Madrid y apareciendo los viernes a mediodía con sus camisas de manga corta, sus gafas de pasta y su piti en la boca.
Yo me bañaba hasta tener los labios morados y que me obligaran a salir para comer y dormir la siesta. Qué tortura!
San Rafael..otro lugar mítico. El veraneo franquista era eterno. Y lo de la siesta una tortura, coincido. A nosotros también nos lo hacian y lo peor era en Benidorm que cerraban la piscina entre las 3 y las 6 "por descanso de los vecinos". Esa norma se sigue manteniendo pero ya no hay hordas de niños, como nosotros, esperando a las 17:55 a que el portero les deje entrar.
Qué grandes las piscinas, tienes razón, se merecen una oda, cada una tiene su propia personalidad. Nosotros en la casa del pueblo -a los pies del Pirineo- también tenemos una piscina. Cuando yo era pequeña la única piscina del pueblo era la de nuestra casa, así que siempre teníamos a todos los niños en casa por verano... qué recuerdos... entre la piscina y el río al que íbamos caminando o en bici eran unos grandes veranos. En la ciudad donde viví hasta mi adolescencia la protagonista era la piscina del club de tenis en la que podía pasarme los días enteros y en la que no había nadie bañándose, sólo una amiga y yo... y algún otro despistado, y como es una piscina de medidas olímpicas -en ella entrenábamos para las competiciones- era una sensación increíble. También era curioso, las señoras solo iban a tomar el sol y si se bañaban lo hacían con gafas de sol y gorritos, y los señores -como tu dices- bien de secano. Y la piscina municipal a la que iba con otras amigas y que siempre estaba llena de gente y con un ruido ensordecedor, pero que me encantaba igual por ese ambiente tan diferente a la otra.
Ahora que vivo en Holanda las únicas piscinas que he visitado en estos 30 años son las cubiertas, cuando iba con amigos a pasar el fin de semana a un complejo turístico con piscinas y toboganes (muy típicos por estos lares) y cuando mi hija aprendió a nadar. Piscinas al aire libre solo hay una en toda la ciudad, y son muy pocos los días que realmente 'son de piscina' para ir a ella. Es curioso lo distintas que son las culturas de la piscina según el clima.
Que gran tema, Ana, nos has hecho recordar a todas 'nuestras' piscinas... Por lo que cuentas tu piscina debe estar llena de historias también y ahora tienes una nueva para llenarla con otras historias. Feliz veraneo franquista!
Las piscinas cubiertas no proporcionan la misma sensación de languidez y de dejar pasar el tiempo. Yo nadé durante 15 años en una piscina cubierta en un polígono industrial en Toledo. Me encantaba nadar pero la sensación es diferente, a esas piscinas la gente va a hacer algo... tiene un propósito y por eso hay como prisa en el ambiente. En las piscinas al aire libre (que entiendo que no haya en Holanda) es justo al contrario, uno va a pasar el rato... a dejar pasar las horas.
Me encanta, Ana. Antes de hacerme urbanita me crie en un municipio de la provincia de Málaga donde hace muchísimo calor en verano. Mi niñez la pasé dándome chapuzones en la piscina municipal del pueblo. Había que pagar 100 pesetas para pasar el día. Me parecía carísimo pero fueron los veranos más felices de mi vida y además se ligaba bastante.
Ahora vivo cerca del mar y prefiero bañarme en el antes que en la piscina de la urbanización.
Eso si, durante todo el año nado
en una cubierta para que las cervicales no me hundan en la miseria.
Gracias por tu loa a las piscinas. Cuánto les debemos
A mí tus veranos franquistas me parecen fabulosos. Yo nunca tuve piscina, iba de invitada. Creo que incluso abusé de la generosidad de mis vecinos. Tenía unos 8 años y se hicieron una piscina a la que iban a partir de las 12 de a medio día, después de que hubieran limpiado la casa. Me invitaron para estrenarla y desde ese momento me convertí en su mosca cojonera de las doce en punto. Diariamente, de lunes a viernes. Pobres.
Gracias, Itziar, no se me hacen pesados porque disfruto ese rato de ir en el bus durmiendo, mirando por la ventana o escuchando podcasts. Me sirven para descomprimir o para prepararme para el día.
Ana, me ha encantado. Me he sentido muy identificada. Soy privilegiada y la piscina ha sido siempre el elemento primordial para escoger donde he vivido. De hecho, la idea de mi "Orbela" surgió por tener una piscina larga para nadar "todo el año" (idea romántica que luego no se cumple por mucho neopreno que te pongas).
Ya he dicho más arriba que yo en Orbela no tendré piscina, es un gasto absurdo teniendo la de mi madre a 4 minutos andando y la de Juan a 10... En algún momento volveré a nadar con constancia...
Me has hecho recordar las piscinas de mi vida, que son muchas, pero todas disfrutadas. Gracias. La piscina con el agua más fría de la historia: Cercedilla, urbanización “Las Dehesas”, si buceabas te dolía la cabeza como si te fuera a explotar. Jugábamos a ver quien aguantaba mas… el frío!!! 🤣
Me gustan las piscinas, mi infancia también tiene piscinas y ahora no me meto en ella porque el agua está muy fría sobre todo por las mañanas…
A mi lo que más me gusta de las piscinas es el tiempo que te dan para no hacer nada: ir a la piscina es tiempo que te das para tumbarte, para leer, para nadar, para quedarte adormilada, para charlar. Yo sigo metiéndome pero no me baño, claro, como cuando tenia 10 años y salía con los labios morados.
Leyéndote me han entrado ganas de ver El nadador, la peli. Casi casi, os imagino a tod@s! Yo vivo a una calle en paralelo al mar, y aunque rodeada de piscinas, lo mío es la arena y el olor a marisma... Feliz verano!
¡La vi hace un par de años! Tener mar es otro nivel, claro... y otras sensaciones. Feliz verano para ti también.
Qué evocador esto de las piscinas, tienen algo mágico. Muchos recuerdos vitales están asociados a ellas. Yo nunca tuve piscina pero recuerdo las que me marcaron: las heladoras de Cercedilla, las municipales de La Elipa y Santa Eugenia y la del chalet de los padres de uno de mis mejores amigos a la que fuimos casi 20 años.
Y en Agosto nos vamos a París a ver la exposición de Hockney y estoy impaciente por ver sus cuadros de piscinas. Un abrazo.
Cataldo, intenté ir a la expo de Hockney pero no había entradas en los días que estaba por allí. Una pena. Ya me la contarás.
Las piscinas de Cercedilla son otro nivel de piscina, bañarse ahí era de valientes. No sé si ahora, con el cambio climático, algo ha mejorado el agua.
Ya te contaré Ana, estoy impaciente.
Hace unos 15 años volvimos a las piscinas de Cercedilla para una celebración familiar y los niños se bañaron (bendita inconsciencia) pero los adultos nos lo pensamos dos veces. Seguían heladoras. Pero como tú bien dices, ahora, con el cambio climático, igual ha cambiado bastante. Aún así, estos últimos años preferimos la de Guadarrama. Un abrazo.
Muy interesante 😃. Lo incluimos en el diario 📰 de Substack en español?
Gracias, David. Claro, si os ha gustado...
Genial, por favor, puedes poner el link de tu artículo, junto a algunas palabras, en la zona de comentarios de esta edición, hoy o mañana, para que salga el martes o miércoles?
Si no te va bien, ya lo hago yo, pero extrañaremos tus palabras.
https://columnas.substack.com/p/substack-nacio-para-el-software-no
Yo, piscinas pocas. Veraneo franquista, como tu pero en la playa del 1 de junio al 1 de octubre. Diferentes playas según la etapa de mi vida: Santiago de la Ribera y una militar (enchufaos) en mi infancia y, ya adolescente y en adelante, Cabo de Palos y La Manga; similares recuerdos y una gran frase de mi padre cuando el mar estaba en calma total y el agua fría: el agua está de “baño de ejecutivo”, lo recuerdo metido hasta el cuello y hablando sin parar con mi padrino… Luego, las horas eternas en la playa, en la hora feliz del bar que había pegado cuando aún no había chiringuitos, poniéndonos de cerveza hasta las trancas y volvíamos a cenar con unos pedos descomunales. Horas de pipas y petas en el patio de mi compadre; más tarde, fiestas de la espuma, llegar a casa de día y pillar la toalla y el bañador para dormir en la playa quemándonos al sol… y ya, enseguida, la rutina del trabajo y las mismas fiestas pero solo los fines de semana, que eran muyyyyy locos a finales de los 80 y primeros noventa. Y no sigo, que los 30 años siguientes también dan para mucho. Ahora, ni playa ni piscina, hace demasiado calor 🥵 pero fiestas, las que me echen. ¡Buen veraneo franquista a todos!
Madre mia, Victoria...me he agotado solo de pensar en aquellas noches de fiesta continua y mira que yo era poco de eso. A mi el verano me deja reventada, me vuelvo bastante ameba y solo quiero vegetar, por eso me conviene la piscina y la languidez que provoca, sobre todo, por las tardes.
En Los Molinos las tardes en la piscina se sabe cuando empiezan pero no cuando terminan
Esas tardes de piscina son las que quiero yo ahora jajaja. Empecé a odiar el calor y solo quiero sombra, fresco, arbolillos y tranquilidad la mayor parte del tiempo. Fiestas las que me echen, pero como ya no me echan casi, pues eso 😆 modo ameba me vale.
Me has hecho recordar mi propio veraneo franquista. Hasta que murió mi abuelo en el 90 y mi abuela cambió el apartamento de la Sierra por la playa de Levante, pasaba parte del verano con ellos en San Rafael. Aquello seguía siendo un veraneo franquista como de peli de Lopez Vázquez todavía en esas fechas.
La piscina de la urbanización era gigantesca y el agua estaba más fría que en el Artico incluso al final de verano. Había unos trampolines olímpicos de libre acceso que todavía no sé cómo no había tres tetrapléjicos nuevos cada verano.
Señoras con vestidos y gorros con flores haciendo ganchillo y los señores, de rodríguez en Madrid y apareciendo los viernes a mediodía con sus camisas de manga corta, sus gafas de pasta y su piti en la boca.
Yo me bañaba hasta tener los labios morados y que me obligaran a salir para comer y dormir la siesta. Qué tortura!
San Rafael..otro lugar mítico. El veraneo franquista era eterno. Y lo de la siesta una tortura, coincido. A nosotros también nos lo hacian y lo peor era en Benidorm que cerraban la piscina entre las 3 y las 6 "por descanso de los vecinos". Esa norma se sigue manteniendo pero ya no hay hordas de niños, como nosotros, esperando a las 17:55 a que el portero les deje entrar.
Qué grandes las piscinas, tienes razón, se merecen una oda, cada una tiene su propia personalidad. Nosotros en la casa del pueblo -a los pies del Pirineo- también tenemos una piscina. Cuando yo era pequeña la única piscina del pueblo era la de nuestra casa, así que siempre teníamos a todos los niños en casa por verano... qué recuerdos... entre la piscina y el río al que íbamos caminando o en bici eran unos grandes veranos. En la ciudad donde viví hasta mi adolescencia la protagonista era la piscina del club de tenis en la que podía pasarme los días enteros y en la que no había nadie bañándose, sólo una amiga y yo... y algún otro despistado, y como es una piscina de medidas olímpicas -en ella entrenábamos para las competiciones- era una sensación increíble. También era curioso, las señoras solo iban a tomar el sol y si se bañaban lo hacían con gafas de sol y gorritos, y los señores -como tu dices- bien de secano. Y la piscina municipal a la que iba con otras amigas y que siempre estaba llena de gente y con un ruido ensordecedor, pero que me encantaba igual por ese ambiente tan diferente a la otra.
Ahora que vivo en Holanda las únicas piscinas que he visitado en estos 30 años son las cubiertas, cuando iba con amigos a pasar el fin de semana a un complejo turístico con piscinas y toboganes (muy típicos por estos lares) y cuando mi hija aprendió a nadar. Piscinas al aire libre solo hay una en toda la ciudad, y son muy pocos los días que realmente 'son de piscina' para ir a ella. Es curioso lo distintas que son las culturas de la piscina según el clima.
Que gran tema, Ana, nos has hecho recordar a todas 'nuestras' piscinas... Por lo que cuentas tu piscina debe estar llena de historias también y ahora tienes una nueva para llenarla con otras historias. Feliz veraneo franquista!
Las piscinas cubiertas no proporcionan la misma sensación de languidez y de dejar pasar el tiempo. Yo nadé durante 15 años en una piscina cubierta en un polígono industrial en Toledo. Me encantaba nadar pero la sensación es diferente, a esas piscinas la gente va a hacer algo... tiene un propósito y por eso hay como prisa en el ambiente. En las piscinas al aire libre (que entiendo que no haya en Holanda) es justo al contrario, uno va a pasar el rato... a dejar pasar las horas.
Me encanta, Ana. Antes de hacerme urbanita me crie en un municipio de la provincia de Málaga donde hace muchísimo calor en verano. Mi niñez la pasé dándome chapuzones en la piscina municipal del pueblo. Había que pagar 100 pesetas para pasar el día. Me parecía carísimo pero fueron los veranos más felices de mi vida y además se ligaba bastante.
Ahora vivo cerca del mar y prefiero bañarme en el antes que en la piscina de la urbanización.
Eso si, durante todo el año nado
en una cubierta para que las cervicales no me hundan en la miseria.
Gracias por tu loa a las piscinas. Cuánto les debemos
¿Ligabas bastante en una piscina municipal?? Mira, eso es algo que yo no he catado pero es que yo no he ligado casi nunca... en ningún sitio.
Tenía días
Ayer metí las piernas en la mía... está muy fría todavía 😂😂😂 y mi hija a lo tonto a lo tonto nadó. Damos por inaugurado el verano. 🎉🎉
Es que los primeros dias son solo para valientes!!!
Huele a verano 😍
Si, ya no hay quien lo pare.
A mí tus veranos franquistas me parecen fabulosos. Yo nunca tuve piscina, iba de invitada. Creo que incluso abusé de la generosidad de mis vecinos. Tenía unos 8 años y se hicieron una piscina a la que iban a partir de las 12 de a medio día, después de que hubieran limpiado la casa. Me invitaron para estrenarla y desde ese momento me convertí en su mosca cojonera de las doce en punto. Diariamente, de lunes a viernes. Pobres.
Es que son fabulosos, soy una privilegida... pronto dejarán de ser porque al vivir siempre en LOs Molinos será otra cosa...
me ha encantado Ana. las piscinas tienen algo especial. espero que esa piscina de los Molinos te ayude a sobrevivir
el calor de Madrid! tendras tu propia piscina en Orbela?
No, no tendré piscina en Orbela. La casa de mi madre con la piscina de Barbapapa está a 4 minutos andando...no merece la pena.
tiene sentido. gracias x contestar mi pregunta cotilla!
Qué bonito, Ana. La piscina para mí (del norte) es igual a veraneo, y también tengo muchos entrañables recuerdos de mis piscinas.
Feliz veraneo “franquista” y que los viajes a Madrid no se te hagan pesados…
Gracias, Itziar, no se me hacen pesados porque disfruto ese rato de ir en el bus durmiendo, mirando por la ventana o escuchando podcasts. Me sirven para descomprimir o para prepararme para el día.
Ana, me ha encantado. Me he sentido muy identificada. Soy privilegiada y la piscina ha sido siempre el elemento primordial para escoger donde he vivido. De hecho, la idea de mi "Orbela" surgió por tener una piscina larga para nadar "todo el año" (idea romántica que luego no se cumple por mucho neopreno que te pongas).
Ya he dicho más arriba que yo en Orbela no tendré piscina, es un gasto absurdo teniendo la de mi madre a 4 minutos andando y la de Juan a 10... En algún momento volveré a nadar con constancia...