Desde los 22, que me emancipé por primera vez, empecé a disfrutar haciendo la colada. Lo de vivir separados me parece la clave, aunque no todo el mundo está dispuesto a echarse de menos… Yo también voy a echar de menos tu cuaderno de verano.
A que es mejor vivir separados se aprende después de vivir juntos, esto es así. Yo no sé cuando empezó a gustarme tender, no siempre fue así pero ahora, junto con la plancha es de las cosas que más me gusta de la casa.
Reconozco que yo tiendo la ropa siguiendo una serie de principios de simetría, y eso colma mis pequeñas neurosis. Pero me falta la poética de las cuerdas de tender y la ropa mecida por la brisa, eso son palabras mayores. Yo tengo un tendedero horroroso.
A cambio, me encanta planchar. Me relaja un montón.
Y por cierto, mi pareja y yo tenemos cada uno nuestra casa. Vivimos apenas a unas manzanas, pero cada uno tiene su espacio propio, y a estas alturas de la vida, me parece una muy buena fórmula. Pero cada relación depende, por supuesto, de muchos condicionantes y circunstancias vitales.
Isa a mi también me encanta planchar. Me relaja y me permite escuchar podcasts, me gusta como huele la ropa planchada.
Bien por ti y por tu pareja, encima viviendo cerca es lo mejor. Para mi es la mejor de las convivencias, es como ser novios siempre. Para mi tengo claro que es lo perfecto.
Pues a mi no me gusta nada tender la ropa, me aburre soberanamente. Pero me encanta planchar, y convertir una montaña amorfa de ropa revuelta en paquetitos perfectamente alineados y doblados
Me veo reflejada en lo de tender, me encanta. Para mi ya es un placer poder tender en la terraza, viviendo en Luxemburgo es algo raro, pero ya tender en las cuerdas entre árboles sería ya el lujo total.
Bueno, tender en Luxemburgo fuera está bastante bien. Reconozco que lo de tender en un jardin es lujo pero vamos que me gusta en cualquier sitio. La secadora me parece una cosa diábolica y más en España donde las cosas se secan bien al aire.
Con los míos es imposible, si pueden tender todo amontonado y sin sacudir, mejor que mejor. Por mucho que me empeñe, quizá el único, el ingeniero de caminos. A los otros dos, como si se queda la ropa en la lavadora tres días seguidos…
Esa sensación la he tenido también, un miércoles eterno, y no me ha parecido nada mal. Eso si, espero que este jueves no luche contra el tiempo. ¡ Vuelta al trabajo!
Desde los 22, que me emancipé por primera vez, empecé a disfrutar haciendo la colada. Lo de vivir separados me parece la clave, aunque no todo el mundo está dispuesto a echarse de menos… Yo también voy a echar de menos tu cuaderno de verano.
A que es mejor vivir separados se aprende después de vivir juntos, esto es así. Yo no sé cuando empezó a gustarme tender, no siempre fue así pero ahora, junto con la plancha es de las cosas que más me gusta de la casa.
Me encantó. Lo único que echo de menos de mi antigua casa son las dos cuerdas de tender en el exterior. Ahora no tengo y tender es menos poético
A mi aquí, en Los Molinos, me encanta tender pero en Madrid que tiendo en un patio de vecinos también me gusta, no es lo miso pero me gusta.
Reconozco que yo tiendo la ropa siguiendo una serie de principios de simetría, y eso colma mis pequeñas neurosis. Pero me falta la poética de las cuerdas de tender y la ropa mecida por la brisa, eso son palabras mayores. Yo tengo un tendedero horroroso.
A cambio, me encanta planchar. Me relaja un montón.
Y por cierto, mi pareja y yo tenemos cada uno nuestra casa. Vivimos apenas a unas manzanas, pero cada uno tiene su espacio propio, y a estas alturas de la vida, me parece una muy buena fórmula. Pero cada relación depende, por supuesto, de muchos condicionantes y circunstancias vitales.
Isa a mi también me encanta planchar. Me relaja y me permite escuchar podcasts, me gusta como huele la ropa planchada.
Bien por ti y por tu pareja, encima viviendo cerca es lo mejor. Para mi es la mejor de las convivencias, es como ser novios siempre. Para mi tengo claro que es lo perfecto.
Pues a mi no me gusta nada tender la ropa, me aburre soberanamente. Pero me encanta planchar, y convertir una montaña amorfa de ropa revuelta en paquetitos perfectamente alineados y doblados
En verano, mucho menos, claro.
Bien bien...veo que las fans de la plancha somos muchas. Lo prefiero mil veces a limpiar, cocinar o lo que sea.
Voy a echar mucho de menos tu cuaderno de vacaciones.
Creo que yo también, voy a echar de menos tener el tiempo de escribir.
Me veo reflejada en lo de tender, me encanta. Para mi ya es un placer poder tender en la terraza, viviendo en Luxemburgo es algo raro, pero ya tender en las cuerdas entre árboles sería ya el lujo total.
Bueno, tender en Luxemburgo fuera está bastante bien. Reconozco que lo de tender en un jardin es lujo pero vamos que me gusta en cualquier sitio. La secadora me parece una cosa diábolica y más en España donde las cosas se secan bien al aire.
El arte de tender la ropa. ¡Cómo me identifico!
Lo mejor de todo es que se lo he pasado a mis hijas y María tiende casi con escuadra y cartabón.
Con los míos es imposible, si pueden tender todo amontonado y sin sacudir, mejor que mejor. Por mucho que me empeñe, quizá el único, el ingeniero de caminos. A los otros dos, como si se queda la ropa en la lavadora tres días seguidos…
Esa sensación la he tenido también, un miércoles eterno, y no me ha parecido nada mal. Eso si, espero que este jueves no luche contra el tiempo. ¡ Vuelta al trabajo!
Amparo espero que tu vuelta al curro fuera suave.