Si quiero que mis hijas se duchen rápido lo mejor es colocar una araña en el baño. El tiempo que dedican al aseo personal se reduce drásticamente al tiempo que su conocimiento del mundo arácnido se multiplica por mil: «Mamá, ¿sabes la araña de cuerpo gordo que había en una esquina del baño? Ya no está gorda, ha tenido arañitas». (Era cierto)
Siempre sobra ropa en las vacaciones. Lo importante es que cada año te sobre menos y que nunca te falten ni calcetines ni bragas.
Los carteles de los pueblos en Francia estaban del revés porque es un método de protesta de los jóvenes agricultores franceses.
De Francia me gusta todo. Si tuviera que elegir algo que no me gustara serían los horarios. Pero como estoy rendida a sus pies, si tuviera que cambiar mi rutina para gustarle a Francia, lo haría.
Ver enamorarse a una buena amiga produce al mismo tiempo alegría desbordante y mucha vergüenza ajena. Es fabuloso.
Una caja de bolsitas de té TWININGS tiene en el supermercado del pueblo grande al lado de Cicely precio del aeropuerto de Milán. En un supermercado perdido en Francia costaba dos euros y medio menos. Pensé en comprar un alijo.
Cada vez me apetece menos ir a sitios lejanos, coger aviones, conocer sitios exóticos. Quiero volver a los lugares que me hacen feliz y, además, quedarme una temporada, no andar a salto de mata de un lado a otro. Me gusta repetir mis vacaciones igual que me gusta que mi veraneo se parezca muchísimo al veraneo de mi infancia. En esta línea creo firmemente en la repetición de aquello que te hace feliz: no quiero decir que no a cualquier novedad, pero sí quiero ser puntillosa al elegir.
Leer en las tardes es un placer inmenso. Poder tumbarse después de comer sabiendo que voy a poder dedicar dos o tres horas a leer o dormitar me da ganas de llorar de felicidad.
He escrito 33 cartas. Me encantan las oficinas de Correos. Creo que me gustaría trabajar en una.
Las ventanas verticales son más elegantes.
Me gustan las mesas bonitas pero me da pereza ponerlas. Y además creo que no lo haría bien.
Estoy más en forma que en toda mi vida.
Me crece el pelo demasiado rápido. En un abrir y cerrar de ojos soy un pelocho.
Muerte, destrucción, putrefacción y una plaga de langostas verdes pegajosas y repugnantes para toda la gentuza que no va jamás al punto limpio y que atasca los contenedores de cualquier basura sin importarle si es plástico, vidrio o papel. Bambú bajo las uñas y manadas de arañas peludas corriéndoles por la cara para los que dejan las bolsas de basura fuera del contenedor. ¡Qué asco de gente!
He estado releyendo mis cuadernos de lecturas encadenadas y encontrándome con citas maravillosas que en su día copié en sus páginas. Me quedo con esta de Marcos Ordoñez en Juegos reunidos: hace una colección de «quieros» y yo apunté éste: «Quiero poder decir “a lo mejor no es tan difícil” pero creyéndomelo».
Yo también quiero eso.
En un mundo en el que no trabajara me esforzaría por levantarme todos los días a las 8 de la mañana. Como por ahora no habito ese mundo, en vacaciones soy incapaz de levantarme antes de las 9 de la mañana. No es mucha diferencia, pero levantarme a las ocho me haría creer que aprovecho las primeras horas del día. Claro que si no tuviera que trabajar no necesitaría «aprovechar» nada.
Los podcasts que voy a recordar de estas vacaciones serán Hysterical, una obra maestra de Dan Taberski, que es como el Spielberg del podcast: todo lo que hace es bueno, entretenido, inteligente y dinámico. Y Hitler´s Olympics, de Malcom Gladwell, que nos tragamos en el viaje de vuelta de Francia. (Próximamente en Podcasts encadenados)
Definitivamente he desterrado los tacones de mi vida, ni siquiera me he puesto alpargatas de cuña. En esta línea, comprar unas Birkenstock es una buena inversión: son comodísimas y duran años, muchos. Las primeras que me compré hace seis años acaba de heredarlas mi hija.
Solo he ido dos días a la playa. No lo he echado de menos, aunque sí tengo morriña de los meses que pasábamos en Benidorm en mi infancia sujetos a una rutina casi de campamento militar: desayuno, playa, piscina, comida, siesta, piscina, vestirse de persona, paseo, cena y cine al aire libre o actividad fabulosa organizada por mi madre. Probablemente lo que eche de menos sea el tiempo y que alguien me organice la vida.
En julio compré cinco libros y los he leído todos durante el verano. Ha sido todo un acierto. (Próximamente en lecturas encadenadas). Me reencontré con Stephen King y estamos en pleno idilio. Descubrí que un libro que yo pensaba que había sido un regalo era solo un préstamo. Tengo que devolverlo.
Después de varios años intentándolo, vimos Ciudad de Dios.
Cuando empiezas tus vacaciones las preocupaciones laborales parecen una mochila de la que no serás capaz de desprenderte, crees que las vas a arrastrar como la bola del preso de los tebeos. Poco a poco, cada día, te das cuenta de que la bola pesa menos hasta que desaparece. La reflexión es la siguiente: qué cantidad de tiempo y energía perdemos en preocuparnos por las miserias laborales. ¿Alguien se acuerda de la preocupación laboral que tenía hace un año?
Mis hijas son ariscas. A lo mejor es porque yo lo soy y lo han aprendido de mi. ¿Cómo se desaprende? ¿Es posible?
He habitado a conciencia cada uno de los 41760 minutos de mis vacaciones.
Proponerme hacer este cuaderno fue una gran idea. Me ha gustado escribir 30 días seguidos sin pensarlo mucho, sin darle vueltas. De hecho ha sido mucho más fácil de lo que imaginaba (vuelvo a la cita de Marcos Ordoñez). Ha sido más fácil que escribir una vez a la semana. Cuanto menos escribes menos soltura tienes. Cuanto menos escribes más quieres que lo que te salga merezca la pena. Escribiendo todos los días no hay presión por que sea memorable, importante o epate al lector. El esfuerzo está en la escritura, no en el resultado. Y ha sido un esfuerzo gozoso, como nadar. Y engancha. Si pudiera lo haría todos los días.
Ojalá escribiera mejor.
Gracias por leerme.
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Gracias por leerme. Creo que te gusta leer Cosas que (me) pasan. ¿Sabes que puedes suscribirte para apoyar lo que hago, recibir el contenido extra y participar en El club de Podcasts encadenados y en el chat? Me encantaría que lo hicieras y te lo agradecería infinito. Si, además, te haces miembro fundador, piénsalo ¿cuándo has sido fundador de algo?, hasta te recibirás una carta manuscrita. ¿Cuándo fue la última vez que abriste el buzón y había una carta para ti?
Molinos, ha sido un Cuaderno magnífico! Leer tu publicacion diaria ha sido lo primero que he hecho cada dia al despertarme, ojo con eso😉. Me permito una sugerencia: junto con la camiseta "Desde tan abajo no explico", podría ser esta otra: " Francia, a sus pies", para todas las que nos chifla este país. A ver qué te parece!
Ha sido un placer.
Gracias, Ana. Me has acompañado mi desayuno de agosto. Yo también amo a Francia y a los franceses. Este comentario no es siempre bien recibido en nuestro país, pero tenemos mucho que aprender de ellos.