Ayer terminé Doctor en Alaska. Hay veces que las circunstancias se alinean para ser perfectas y hay que aprovecharlas. Hace un mes, más o menos, empecé la sexta temporada. Había leído críticas reguleras sobre ella así que lo hice con miedo pero tenía que haber confiado. En mi opinión tiene alguno de los mejores episodios, de los que más me han emocionado. (Spoiler) En el episodio 10, por ejemplo, Maggie viaja al poblado donde Joel se ha retirado porque está preocupada por si él muere en un accidente absurdo como todos sus otros ex novios. Pasean y charlan y Maggie va imaginando accidentes en los que Joel muere. Al final tienen una conversación increíble en medio de la naturaleza en la que Joel le dice que lo que le ocurre es que ella, de manera inconsciente, le quiere ver muerto porque él está feliz sin ella, no está sufriendo de desamor a pesar de que debería estarlo porque no estar con una mujer como ella es una desgracia. «Rompimos y me marché. Ya no soy tu amante. Me veo privado de una relación íntima con Maggie O´Connell. Debería ser muy desgraciado. Debería estar desolado pero no, no lo estoy. Soy feliz, estoy en paz. Me doy cuenta de que eso es un tremendo golpe para el amor propio de cualquiera»
Ella le dice «¿Crees que soy asi de egoista y te prefiero muerto?» Y él le contesta un poco después: «El hecho es que en el fondo, las locuras y tensiones que ha habido entre nosotros se basaban en una fantasía, tienes que entenderlo. Hay un espejismo de separación y un espejismo de que existes tú y existo yo pero no es así. Somos como estas setas, estas floraciones supuestamente individuales que forman parte de un todo. Aquí no hay separación, no hay nada más. Y lo mismo pasa con los humanos y con nosotros. ¿Sabes a qué me refiero? Lo cierto es que en el fondo somos solo uno, parte de una seta inmensa, de un todo enorme. Lo que intento decirte es que nunca te he dejado. Yo sigo ahí ¿sabes a lo que me refiero?» Es uno de los mejores cierres de una historia de amor que se ha hecho nunca. (Fin del spoiler)
Así, avanzando poco a poco llegué al episodio 22 de la sexta temporada mientras en mi Cicely particular caía la tarde y los vecinos colocaban las banderolas para las fiestas. Es un episodio flojillo, deslavazado, casi parece hecho sin ganas pero no importa porque los últimos cinco minutos son perfectos. En ellos se suceden los planos que cierran las vidas de los personajes y acaban con unos planos del pueblo: la calle principal, el Brick, la KBHR, la iglesia, el cementerio, el mural de Roselyn y Cicely, el alce caminando por la calle mientras suena esta canción: Our Town. Me quedé mirando la pantalla hasta que se acabaron los títulos de crédito, después apagué el ordenador y pensé: ¿Y ahora qué?
Recuerdo la noche de febrero 2023 en que me tumbé en el sofá de mi casa de Madrid con María y le di al play para reencontrarme con Cicely. Ha sido un viaje increíble, un reencuentro y también un descubrimiento. En su día, cuando programaron la serie en La 2, no vi todos los episodios: unas veces no estaba en casa, otras lo habían cambiado de horario, las temporadas terminaban, nunca sabías cuándo volverían, nadie te avisaba, te encontrabas con la serie por sorpresa y te habías saltado varios episodios que no había manera de recuperar, así que tenías que llenar los huecos con imaginación. A la sensación de descubrimiento, casi me atrevería a decir de revelación que he tenido ahora, contribuye el haberla visto con cincuenta años y muchos más libros leídos, películas vistas, música escuchada y vida aprendida. Por aquel entonces yo era una cría, apenas tenía veintipocos años y todavía creía que de adulto uno tiene un plan, las cosas claras y no piensa en tonterías. Pensaba que de adulto uno no imaginaba vidas paralelas porque ya se había construído la que quería, no se enamoraba porque eso ya lo había hecho, no hacía el tonto, no fantaseaba, no hacia estupideces. Aún suponía, por entonces, que ser adulto era estar seguro. Muchas de las cosas que me fueron ajenas hace veinticinco, treinta años, me han parecido ahora de una lógica aplastante, comprensibles, incluso perdonables. Recuerdo que por aquel entonces a mi hermano Borja, que fue el que me la descubrió, yo le decía: «¿Pero esto? ¿Por qué son tan raros? No entiendo nada». Ahora no me han parecido raros, lo he entendido todo, incluso lo más loco, lo más onírico sacado de los sueños de los guionistas. ¿Por qué no?
Hoy he vuelto a Los Molinos. Mañana me tocan lavadoras, comida familiar, reencuentro con mis hijas y nuevas maletas para marcharme al siguiente destino pero 110 episodios después no salgo de Cicely. Me imagino a sus personajes siguiendo adelante con sus vidas como si la serie no hubiera terminado. Lo que ha ocurrido es que la cámara ha dejado de mirarlos pero ellos siguen adelante y la parte buena es que ahora soy como ellos, puedo ser como ellos. Es pensamiento mágico, es idealización, es fantasía, es ilusión, es vivir fuera de la realidad. Lo sé pero ¿Por qué no?
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Nunca he visto doctor en Alaska pero desde luego la veré, creo que me encantaría
Una de las mejores series!!! A mi me pasaba igual, tenia unos 15 o 17 cuando empece a verla y no la podía seguir bien, pq 1o cambiaban los horarios y luego a veces pasaban 2.o 3 episodios seguidosy mi madre me mandaba a la cama antes de q acabará, creo que encima hubo un momento q la.cambiaron de los viernes a los domingos y allí ya no hubo manera de q me dejaran quedarme hasta las mil viendo la tele. Me marcó mucho. De hecho, todos sus protagonistas, cada vez que los he visto en nuevas series y películas eran el/la de Doctor en Alaska. 🥰