El otro día estuve en un evento en el que se habló de la lealtad en el trabajo, de si en las empresas se recompensa la lealtad con promoción, subidas salariales o reconocimiento. Digo que se habló porque yo no dije nada, no quería crear una situación incómoda. No estoy en contra de las situaciones incómodas; de hecho creo que muchos de los problemas que tenemos se deben a la querencia generalizada a evitarlas y dejar que cuando las cosas se tuercen sigan por ese camino para no incomodar a nadie, pero en este caso yo no dije nada porque desde tan abajo no explico y, a veces, me da pena pinchar el globo de ilusión de la gente. Así que decidí callarme y guardármelo para escribir sobre ello.
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