«Casi siempre se tienen demasiadas razones para esperar que nuestra existencia pase lo más rápidamente posible, que el presente se convierta lo más deprisa posible en futuro, que el mañana llegue cuanto antes, porque se espera con ansia el diagnóstico del médico, el comienzo de las vacaciones, la ultimación de un libro, el resultado de una actividad o una iniciativa, y así se vivía no por vivir, sino para haber vivido ya, para estar más cerca de la muerte, para morir.» (Claudio Magris)
Está todo el mundo ansioso porque empiece el 2023, deseando que llegue mañana, el principio de algo, estrenar un año. Yo, sin embargo, quiero quedarme a vivir en el 2022, en el año en que hice, en el que mis hijas y yo hicimos, el viaje de nuestras vidas. Ellas están a punto de dejar de ser adolescentes, dentro de poco tendrán otros ritmos, otras inquietudes, otras compañías; tendrán obligaciones incompatibles con mis vacaciones y deseos de conocer lugares a los que preferirán no ir conmigo. Y estará bien.
«Ellos vienen de visita de vez en cuando. Y son, sorprendentemente, unas personas totalmente encantadoras. Te cuesta creer la suerte que tienes de conocerles. Te hacen reír. Hacen que te sientas orgullosa. Los quieres con locura. Han sobrevivido a ti. Y tú has sobrevivido a ellos. Se te pasa por la cabeza que, a ciertos niveles, pasaste horas, días, meses, años sin prestarles suficiente atención pero no le das más vueltas. No sirve de nada. Se ha acabado. Todo menos la preocupación. La preocupación dura siempre. » (Nora Ephron)
Haremos más viajes y conoceremos juntas otros lugares pero nunca volveremos a nuestro Washington Road Trip. Me da una pena inmensa que se acabe este año. Sé que cuando dentro de cinco, diez, quince o veinte años repase mi vida y otee el paisaje de mi pasado, la cumbre del viaje de mi vida será claramente visible.
Feliz Año nuevo.
Feliz año, Moli. A ti y a tus hijas.
Precioso. Un año en el que quedarse a vivir es un buen deseo. Feliz año.