Tengo tanto para comentar que no sé ni por dónde empezar. En el mes y medio escaso que ha transcurrido desde que escribí sobre podcasts he escuchado mucho y se ha estrenado aún más. Ha sido además una buena época de descubrimiento y si bien todo lo que he escuchado no me ha gustado, hoy traigo una buena selección para todos los gustos.
Voy a empezar por el gran retorno: Serial, con su cuarta temporada. Iba a dar por hecho que si estás leyendo esto sabes qué es Serial, pero me he dado cuenta de que algo que para mí es obvio puede ser desconocido para ti, así que allá voy. Ponte otro café que esto va para largo.
SERIAL es el podcast responsable de que yo esté escribiendo esto y que millones de personas en todo el mundo se pasan ahora el día con los auriculares escuchando podcasts. En 2014 publicó su primera temporada, centrada en la investigación del asesinato de Hae Min Lee, del que el único acusado era su exnovio Adnan Syed. Aquella historia que, ahora mismo, te puede parecer algo manida, fue rompedora porque la narradora, Sarah Koenig, no solo desgranaba pormenorizadamente el caso y lo que se sabía: al mismo tiempo investigaba, contaba al oyente sus dudas, se hacía preguntas y casi parecía que iba construyendo los episodios mientras te los contaba. Escuchar a una periodista relatarte cada detalle de su investigación, incluso las pistas que no llegaban a ninguna parte, era algo nuevo y consiguió enganchar a millones de oyentes en todo el mundo. Aquel éxito mundial absolutamente impresionante fue seguido de una segunda temporada que fue un coñazo, también absolutamente impresionante: la historia de un desertor del ejército americano en Afganistán era aburrida, poco interesante y carente de cualquier tensión narrativa o emocional que te empujara a esperar cada episodio con ansia. Yo estoy convencida, además, de que Sarah Koenig se aburrió también de la historia al poco de comenzarla y siguió adelante porque no le quedaba más remedio, como cuando te echas un novio, decides irte con él de viaje y en el aeropuerto ya te das cuenta de que eso no va a ir bien pero ya no hay manera de rajarse, hay que fingir todo el viaje para dejarlo a la vuelta. Pues lo mismo.
La tercera temporada era una narración pormenorizada sobre el sistema de justicia en Cleveland. Imagina algo así como una periodista que se pasa un año entero en los juzgados de Plaza de Castilla de Madrid siguiendo distintos casos y te los cuenta explicándote a través de ellos todos los vericuetos del sistema judicial. Puede parecer aburridísimo pero no lo era para nada: a mí me encantó esa temporada y me alegré de que Sarah y su equipo hubieran recuperado la ilusión por narrar con esta nueva «pareja».
Serial 3 se lanzó en 2018 y han tenido que pasar 6 años para que llegara Serial 4 (entre medias han hecho otras cosas, pero si te las cuento esto se va de madre) que está centrado en contar Guantánamo, el campo de prisioneros creado por el gobierno de USA poco después del 11S para encarcelar a sospechosos de terrorismo en un territorio estadounidense pero al que no se le aplican ni las leyes ni las garantías constitucionales de Estados Unidos. Igual que ocurría con Serial 3 el tema puede parecer aburridísimo y no te voy a mentir y decirte que es una juerga, pero el equipo que tienen es tan bueno, tienen tanto dinero y se pueden permitir dedicar tantísimo tiempo a la producción que lo que consiguen es oro. Esta temporada la tuvimos como deberes en la anterior sesión del Club de Podcasts Encadenados y se nos quedaron tantas cosas por comentar que seguiremos en la siguiente.
No es un podcast fácil ni entretenido: esto es un clásico. Es como leer Los miserables, Crimen y castigo o La colmena: no es lo que elegirías para entretenerte pero es una obra maestra de la conceptualización de una historia para ser contada en audio. Está llena de detalles de guión, de decisión argumentales, de miles y miles de horas de entrevistas y de destilación de guiones. A través de nueve episodios dedicados a diferentes protagonistas conseguimos entender, ver, sentir y escuchar cómo era (y es) la vida dentro de la base y el campo de Guantánamo. Y cómo ni las víctimas conseguirán nunca justicia ni los torturados allí recibirán jamás compensación.
En inglés también he escuchado, y me ha gustado mucho, un podcast australiano titulado Dark Shining Moment. Tampoco es un tema de risas y diversión, pero es necesario escucharlo en este año en que medio planeta irá a votar. En los últimos cinco años nos hemos hartado de hablar de desinformación, de fake news, de bulos y engaños, pero todo empezó mucho antes. Según Chris Zappone, el periodista y narrador de este podcast, la estrategia para sembrar de conspiraciones cualquier tipo de noticia empezó en 2008, durante la guerra en Afganistán, cuando partiendo de Rusia empezaron a aparecer teorías locas y sin ningún tipo de confirmación real con respecto a casi cualquier información referente a Estados Unidos. A través de innumerables entrevistas a expertos, periodistas y personas que fueron dándose cuenta de que algo estaba pasando, Zappone recorre los 8 años que transcurren hasta 2016, cuando la intromisión rusa en las elecciones norteamericanas sorprendió a todo el mundo a pesar de que era algo que venía gestándose desde tiempo atrás. Es bastante terrorífico comprobar lo fácil que es construir una mentira burda y, a través de los canales más adecuados y aprovechándose de las debilidades y odios de otros, extenderla por el mundo hasta convertirla en un hecho digno de consideración a pesar de no tener ningún tipo de base en la realidad. Es aterrador comprobar cómo vivimos en una realidad en la que la mentira y la verdad valen lo mismo porque su valor ya no se basa en hechos o comprobaciones sino en lo que cada cual quiere creer: «Esa es tu opinión».
También es bastante descorazonador comprobar cómo toda esta amplificación de la falsedad hubiera sido imposible sin la complicidad de los medios de comunicación y de los partidos políticos. En este podcast se incide especialmente en cómo el Partido Republicano compró cualquier teoría por loca que fuese con tal de atacar a Hillary Clinton, pero desde 2016 esas prácticas se han extendido por todo el mundo.
Son seis episodios, bien narrados y estructurados y sinceramente creo que merece la pena escucharlos todos para, por lo menos, pararte a pensar y comprobar cualquier información que se ajuste demasiado a lo que te gustaría creer: quizá esté fabricada para que te la tragues mejor.
La próxima sesión del Club de Escucha Podcasts Encadenados, será el domingo 16 de junio a las 19:30. Anímate, varios de los podcasts que comento hoy serán tema de discusión ese día. También hay un chat para comentar todo lo que escuchamos.
Están quedando unas recomendaciones duras pero es que no está el patio para risas. En español te gustará escuchar Meloni, un marqués en La Gomera. Aldara Diéguez buscaba una historia que la apasionara para hacer su trabajo de fin de máster cuando, de carambola, su novio le dijo: «¿Sabes que el padre de Giorgia Meloni, actual primera ministra de Italia, vivió muchos años en La Gomera?» Inmediatamente sintió que ahí estaba el tema para su trabajo y decidió hacer un podcast. Viajó a la isla y allí se dedicó a buscar y entrevistar a personas que hubieran conocido a Franco Meloni, que le dieran su opinión sobre él. El resultado es un podcast de diez episodios que me ha sorprendido para bien. Franco se estableció en La Gomera cuando Giorgia era niña y él se separó de la madre. Allí montó diversos negocios, un restaurante, una discoteca, y Aldara se dedica a investigar su historia ¿Quién era? ¿Por qué en La Gomera? Si el padre era comunista, ¿salió Meloni fascista para llevarle la contraria? Aldara descubre pronto que, como cualquier buen mafioso que se precie, tenía y tiene buena fama entre los gomeros.
Mención especial al arte, que mola mucho.
Odio esta palabra pero Meloni, un marqués en La Gomera es un podcast fresco, como una bocanada de originalidad. Seguimos a Aldara persiguiendo una historia que no sabe dónde le va a llevar y escuchamos sus dudas y su sorpresa ante lo que va descubriendo. El diseño de sonido es un poco caótico, con uso de músicas y fragmentos de peli de Disney (Pocahontas, porque a la abuela de Pocahontas la dobló al italiano la abuela de Meloni) que no sé muy bien cómo han gestionado porque el tema de los derechos de músicas y demás es un asunto complicadísimo en el mundo podcast. Para mi gusto hay un exceso de músicas que no hacen falta, igual que demasiados efectos innecesarios para la narración, sobre todo en los primeros episodios. En cualquier caso no quiero quitarle ningún mérito porque es una buenísima ópera prima, una aproximación a un narrativo de no ficción bien construido y que te enganchará. Es posible que hubiera sido mejor dejarlo en 8 episodios, pero desconozco si tenían que ser 10 por las instrucciones del TFM.
En español este mes ha habido un par de lanzamientos de narrativos de no ficción de investigación interesantes aunque, para mi gusto, fallidos por distintos aspectos. No es que estén mal ni que desaconseje su escucha, pero no te van a arrebatar como para estar esperando el siguiente episodio. El primero de ellos es Los expulsados del paraíso. Sobrevivir a los testigos de Jehová y se trata del primer podcast narrativo de ABC, narrado por Juan López Córcoles. De los Testigos de Jehová yo no sabía apenas nada: que no se dejan hacer transfusiones, que son muy pesados intentando captar gente y que te los encuentras en los lugares más insospechados de Madrid, casi a cualquier hora, con su puestecito para enseñarte a leer la Biblia y pareciendo gente feliz que sonríe un martes a las nueve de la mañana. Estos datos claramente insuficientes y superficiales no me habían hecho creer que fueran algo frívolo e inofensivo, pero no tenía mucho más en qué basarme para que me parecieran algo a evitar. En Los expulsados del paraíso el equipo de ABC nos cuenta la historia de cómo en 2006, un grupo de expulsados de la religión/fe/secta se organizaron en torno a una página de Facebook y montaron una asociación de víctimas de los Testigos de Jehová. Por lo que sea, a los jefes de la secta no les gustó eso y demandaron a la asociación por declararse víctimas y por vulneración de su honor. El podcast cuenta la historia de algunos de esos expulsados, de sus vidas, de cómo se unieron y del juicio que se celebró contra ellos en 2022.
La historia de Los expulsados del paraíso es interesante (como digo siempre, un podcast sobre sectas siempre funciona), los testimonios son impresionantes y la narración avanza de manera bastante comprensible para el oyente que probablemente sea como yo y no tenga ni la más mínima base sobre esta secta. El problema que tiene es que es simplemente correcto. ¿Está mal? No, no está mal pero es aburrido, frío. Los testimonios son espeluznantes y la decisión narrativa que se ha tomado es que el host, Juan López Córcoles, mantenga un tono muy de noticias, muy alejado, con mucha distancia de lo que se cuenta, haciendo que el tono general del podcast sea impersonal a pesar de lo muy íntimo que las víctimas cuentan y que sin duda es mérito del equipo de investigación. Para mi gusto, además, tiene otros dos elementos que no me desagradan: narración en presente y que si escuchas el podcast vas a saber que Juan López Córcoles es el narrador porque te lo he dicho yo, que si no no lo sabrás nunca, porque no te lo dicen. Puedes llegar al último episodio sin saber quién te habla y por qué te está contando esa historia y quiere que le acompañes.
La narración en presente es algo que se está imponiendo en los podcasts narrativos en español y a mí me molesta sobremanera. No estoy en contra del presente histórico ni mucho menos, pero no tiene ni pies ni cabeza que, por ejemplo, refiriéndote a algo que ocurrió en 2016 digas «mañana es el juicio». ¿Mañana cuándo? ¿Qué presente tenemos como referente? Desconozco por qué se está tomando esta decisión narrativa, pero es terrible y funciona mal la mayoría de las veces.
En español y para escucharlo del tirón en un par de horas tienes Relojeros, un nuevo podcast de La Pegaso y Onda Cero Radio. Yo siempre llevo reloj y me encantan los hombres que llevan reloj, así que esta historia de ladrones de relojes de lujo tenía todo para resultar atractiva.
En seis episodios vertiginosos seguimos (como podemos) la historia de una banda de ladrones de lujo, como si estuvieras en un behind the stage de Ocean´s Eleven. Conocemos los entresijos de estas bandas, los miembros que las forman y los papeles que desempeñan cada uno en los golpes: uno ficha el reloj, otro lo roba haciéndolo desaparecer de la muñeca del dueño, otro conduce para escapar y luego está el que lo vende. ¿A quién no le gusta una buena historia de ladrones de ricos?
Pues a mí, porque Relojeros es un historión pero está mal contado. Me gustaría decir otra cosa, pero le falta piel y emoción y le sobra prisa. El podcast es un trabajo del narrador y guionista Javier Gómez Santander (director de La Casa de Papel) y el periodista argentino Nahuel Gallota, que pasó años investigando a estas bandas y gracias al cual se consiguió ese acceso directo a los testimonios de los propios ladrones contando sus vidas, sus trucos, sus sentimientos. Esto de Nahuel Gallota lo vas a saber porque te lo cuento yo, porque (volviendo a lo que te comentaba antes) si lo escuchas llegarás al sexto episodio sin saber quién te está contando la historia, sin saber cómo han tenido acceso a esos testimonios y bastante despistado. A pesar de tener buenísimos testimonios, a Relojeros le falta alma, le falta emoción, le falta reposo y le sobra prisa. Me falta contexto, me falta saber dónde se habla con los ladrones, cómo se ha conseguido contactar con ellos, cuantos años tienen, cómo son. No pretendo que me los describan ni me den sus nombres, pero necesito poder visualizarlos. Algo como «Pedro es alto, siempre parece tener prisa por marcharse y cuando te mira gira la cabeza como queriéndote hacer ver que sí, que te está prestando atención», «sonríe continuamente», «tiene un tic» o «parece alguien con el que te irías a tomar el aperitivo después de ir al Rastro». Esta visualización es algo que el oyente consigue solo en el tercer episodio, con la historia de una mujer que se convirtió en «marcadora» de una banda y con cuyo perfil el podcast se toma un descanso para luego volver a correr innecesariamente hacia una conclusión que se queda en «pues vale».
Otra cosa que le pasa a Relojeros es que es evidente que se ha hecho con la vista puesta en vender la IP a una plataforma audiovisual para hacer una serie o una película. Tiene todo el sentido, pero es una pena que en audio no hayan tenido interés en desarrollarla mejor porque tenían la materia prima y saben hacerlo.
Breves:
Ha vuelto Wiser Than Me, el podcast de Julia Louis-Dreyffus donde entrevista a señoras viejas. Voy con retraso pero tengo ganas de escuchar las entrevistas a Patti Smith, Gloria Steinmen y Anne Lamot.
Justo cuando se levantó la polémica por el auge del true crime en España a raíz de las declaraciones de Patricia Ramírez, la madre del niño Gabriel Cruz, en Critics at large, uno de mis podcasts favoritos, publicaron Our Collective Obsession with True Crime, un episodio examinando por qué nos gusta este género y si existe el buen true crime. Cuenta además con la participación de Patrick Radden Keffee.
No sé las veces que he recomendado Finn and the Bell, una joya de episodio del podcast Rumble Strip que, a pesar de lo tristísimo ,es de una belleza que rompe. Lo he escuchado más de diez veces y la segunda parte, que han publicado ahora, tres años después, lleva el mismo camino de convertirse en un referente para mí. Es un episodio tan bello, tan triste, tan conmovedor, que es como una pequeña pieza de Arte que solo quieres admirar mientras te conmueve hasta el llanto. Se llama Tara. Ella es la madre de Finn.
Terminé. Sé que es mucho... pero así tienes donde elegir.
Si escuchas algo, por favor, ven a contármelo: me hará mucha ilusión. Y tienes todo lo que recomiendo en esta lista en Podcasts encadenados. Y si tienes dudas, preguntas o quieres recomendaciones personalizadas, no tienes más que preguntar.
Ana, haremos la tarea, pero lo mismo que Bal ¡Qué m no disfrutar de un podcast en inglés! Me lo tengo que tomar como un trabajo y, claro, ya no es lo mismo. Petición egoísta: recomienda más en español, porfa.
Yo el primer capítulo de relojeros me lo puse con la única referencia de que estaba en tu lista para club de junio. El primer capítulo lo escuche pensando que era una ficción, más bien una parodia. Tengo curiosidad por saber si a alguien le pasó parecido.